Por eso hoy y siempre, me declaro públicamente mujer, con
mayúsculas, mujer de principios, con convicciones, con derechos, con
obligaciones y sobre todo, una mujer que ha luchado mucho por algo que debiera
ser natural, el reconocimiento y la igualdad para todas las mujeres del Mundo.
Ellas fueron valientes tal día como hoy pero de años anteriores,
en 1908, y posteriormente en 1948- cuando en realidad no éramos más
que objetos, o lo que vulgarmente suele llamarse mujeres floreros,
o monumentos decorativos.
Hoy, después de tantos años aún seguimos luchando por los mismos
derechos. Han cambiado las formas, las palabras e incluso nosotros, pero
las fuerzas, las ganas y nuestro ímpetu, sigue intacto.
Ellas, un día como hoy levantaron la primera piedra, destruyeron
los primeros muros y rompieron las cadenas más poderosas, apostaron sus
valores por un sueño, y si aún vivieran ahora, podrían comprobar lo mucho que
valió la pena.
Mujeres de todo el Mundo, no permitáis que nadie infravalore lo
que sois, que nunca se difame la denominación que portáis, y que no se os
respete, primero como personas, y en segundo lugar como mujeres, no permitáis
que la losa del tiempo os haga perder las ganas de luchar, por lo que es
nuestro.
Dios nos hizo iguales, nos dotó de diferentes apariencias, pero de
muy sabios equilibrios, y aunque no actuemos de la misma manera en cada
circunstancia, a casi todas nos une la gracia de saber que somos libres, o por
lo menos luchamos para ello.
Hoy recordamos con especial agradecimiento, a todas aquellas
mujeres que enderezaron las líneas torcidas del hombre, y que batallaron solas,
ante una tierra hostil.
Sólo conociendo nuestro pasado podremos aprender de los errores, e intentar repetir los aciertos, sólo si no olvidamos y seguimos luchamos contra la injusta quimera de la necedad, sólo entonces, habrá servido para algo aquella batalla que se libró un día como hoy. Un beso amigas.
Encarna Recio Blanco.
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