¡Vete
ya mi vida, vete con ella!
Y
olvida si puedes a esta loca fiera.
Que
sabe querer como única hembra
Al
hombre vedado de fuego y de arena.
De anillos mohosos, de risas inciertas
De
noches sin lunas, ni estrellas.
De
sueños ajados detrás de la puerta
De ese
campanario que nadie olfatea.
Detrás de la gente que miran y esperan
Que
toquen a boda sin novia a la puerta.
¡Vete
ya mi vida, vete con ella!
Que ya no puedo seguir por tu senda.
Me la han cerrado tras largas esperas.
Y no puedo verte tras la espesa niebla.
Te
grito en la noche y sé que me oyes.
Y sé de
tus sueños y de tus temores.
Y sé de tus cuitas aunque no las digas.
Y sé del
calvario que tienes, mi vida.
Yo sé
que me amas aunque sea a escondidas
Por ese
calvario con tu cruz prendida.
Y teniendo mil fuerzas renuncio con mucho
Dolor al ver lo cobarde que fuiste mi amor.
Te dejo
con tus Dolores
Con tu desventura, y tus sinsabores.
Vete con ella… y con sus riquezas
La que en
su dedo lleva el anillo…
¡De tu
condena!
Encarna
Recio Blanco.
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