jueves, 22 de marzo de 2012

Me dijiste que llegabas...




Me dijiste que llegabas
y en la estación te esperé
pero pasaban las horas
y nunca llegaba el tren.

Los minutos se me hicieron
tan largos como los días,
mis ansias se despertaban
y tú, nunca aparecías.

Era una hoja en el suelo
que el viento sólo movía,
era una gota de agua
que en el mar se debatía.

Era un mendigo sin sombra
que una limosna pedía.
Una fulana descarada
que en la esquina se vendía.

Quise llamar a la luna
que me hiciera compañía
pero se escondió coqueta
tras una nube que ardía.

Tanto tardaba tu tren
que el alma se me partía
ya, ni mis ojos veían
aquella estación tan fría.

Unos iban…otros venían
como las horas del días
y se agitaba mi pecho
por el dolor que sentía.

Regresé sobre mis pasos
el silencio compartía mi vuelta
sin tu regreso…
En esta estación tan fría.


Encarna Recio Blanco







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