lunes, 19 de mayo de 2025

En el “Ateneo”


 En el “Ateneo” de Madrid. Se celebró:

“La Cumbre Mundial del Conocimiento” Donde me concedieron el “Doctorado Honoris Causa”

 Donde tuve la oportunidad de asistir encantada, y   donde el lema era...

 “La Educación como instrumento de Progreso y Paz para las Naciones de la Tierra”.

 Ahí, leyendo mi ponencia titulada: “Cuando se encienden las farolas de la noche” Se oyen…"Las Noches Recias Y Blancas"

 De vez en cuando en la vida de cualquier persona, si esta  ha sido una buena sembradora, florece la espiga, la flor y la cosecha.

  

 Encarna Recio Blanco.


domingo, 4 de mayo de 2025

Madre… Esta mañana temprano...

 


Madre…

Esta mañana temprano

Llamé a los cielos para felicitarte

Pero todas las líneas estaban ocupadas

Y entonces mi pluma obediente

Se puso a escribirte.

 ¿Qué te diría, Madre en este día?

Que tu nombre me acompaña

Como un rezo en la Iglesia

Como un canto

Que no necesita garganta.

 Que cuando el mundo pesa,

Me basta recordar tus manos

Amasando la vida sin quejarse

Tejiendo amor con silencios

Levantando mañanas con tu aliento.

Que cada vez que alzo mi voz

Te llevo conmigo

Como si mi garganta fuera la tuya

Madre, hoy no me contestan los cielos

Pero tú siempre respondes

En la forma en que el aire

Se vuelve abrazo.

 En la manera que en la luz

Acaricia mi rostro sin razón

Y así, Madre, sin teléfono y sin cielo

Te felicito con lo único que tengo

Con esta voz que tú sembraste en mí.

Esta tinta que lleva tu sangre

Este amor que no cabe en el papel.

¡Feliz día, Madre! ¡Feliz día Madre mía!

Aunque no me contesten los cielos

Yo sé que tú, me estás escuchando.

 

Encarna Recio Blanco



sábado, 3 de mayo de 2025

Madre…

 Madre…

 Cuantas veces mi pluma sencilla se calla con miedo,

Se queda sin tinta y el papel se rompe.

 Nunca pude madre estando consciente hacerte un poema

Como te mereces.

Fui la oveja negra en redil caliente.

Fui la incomprendida, la que quizás no merece

Llevar tu apellido Blanco cual la nieve.

 Fue tu primer beso, promesa, fue tu constancia mi guía,

Fueron aquellos cachetes luz, para mis negros días.

 Fuiste poniendo pontones a mis desvaríos de niña

Para que fuera muy limpia, no sólo para ir a la escuela

Si no, para ir por la vida.

 Un buen día de tu nido voló tu paloma herida

Y se puso sola  remontando sendas valles y colinas.

Lejos de ti comprendió porque tantas regañas

¡El “Ten cuidado! ¡No corras! ¡Y heme aquí con mil heridas!

Ahora me paro y medito, ahora que ya no soy niña,

Y me duele el corazón y me duele el alma mía,

Por no saber si llegué, a lo que soñaste un día.

 Recordé tanto mi escuela, a mi maestra,

Y aquella farmacia fría donde yo, aun tan pequeña,

Ya escribía mis poesías.

 Poesías que siempre hablaban de lo que desconocía,

De lo que me imaginaba, de lo que después vendría.

 ¡Al amor pobre de mí! A la vida y era tan niña,

Y esas cosa que hoy conozco antes, que distinta las creía.

 Hoy con los años se tornan en realidades tan frías

Que te hielan las entrañas que te aterida tus días.

 Por eso añoro las cosas madre de cuando era una niña.

 Sé que el mundo me enseñó cosas que tus no sabías

Y que si las conocías…siempre tú las silenciaste

Para no tarar mis días.

 Pero como es imposible ir de buenas por la vida,

Porque los golpes te hacen abrir los ojos aprisa.

 Se endurecieron mis huesos, trabajé como tú hacías

Y esquivé las zarzas negras que a mi paso florecían.

 Y aquí me tienes, ya hecha casi una mujer prendida

De este mundo más bien malo, con mi alma más bien limpia.

 Otra vez madre lo intento, pero ya ves, no es poesía,

Fueron suspiros al viento que recoge esta cuartilla.

 Otra vez madre será, cuando mis musas dormidas

Despierten, prometo hacerte Madre…

La mejor de mis poesías.

 

Encarna Recio Blanco.



miércoles, 30 de abril de 2025

Tu cuerpo era la llama...


 Tu cuerpo era la llama

Que al mío encendía

Cuando juntos saboreábamos

El amor y sus delicias.

 Fragancias de nardos

De nuestro talamos fluían

Cuando la noche en abrazos

A los dos nos envolvía.

El néctar en nuestras bocas

Los cuerpos jadeantes

Se mecían sin medida

En el clímax de la brisa.

Y alcanzamos la cima

Nos aislamos del mundo

Donde el amor escasea

Para seguir amándonos…

¡De noche y de día!

 

Encarna Recio Blanco



martes, 29 de abril de 2025

Yo quiero estar en las nubes...


Yo quiero estar en las nubes

Muy cerquita de ese cielo

Desde donde Dios nos ves

Lo malo y bueno que hacemos.

Yo quiero estar en las nubes

Para que sean mi lecho

Entre espumas de algodones

Seguiré escribiendo versos.

Para sentir que soy libre

Lejos de penas y sufrimientos

De aquellos que cada día mueren

Con su inocencia de por medio.

 Yo quiero estar en las nubes

Es donde mejor me encuentro

Para no ver que  sucumben

Muchas almas entre hierros.

En mi cabeza resuenan los truenos

 De metrallas y de bombas

Y veo la triste estampa de niños

Sobre metrallas cayendo.

 Las nubes son ya mi lecho

Lejos de los fríos puentes

Donde perecen los indigentes

Sin pan, sin cobijo ni aliento.

 Dejadme en lechos de espumas

Con ángeles por compañeros

Para ver a Dios de cerca y pedirle

La Paz para el mundo entero.

 

Encarna Recio Blanco


domingo, 27 de abril de 2025

Ya nunca más te pediré...

 



 Ya nunca más te pediré

Una limosna cual mendiga

Ni voy a llorar de pie, ni de  rodillas

Cual penitente ante ti  desfallecida

Rogando tus caricias.

Siempre esperando tu vuelta

Meses, años, noches y de días

Cuando mis primeras primaveras

Floreciendo…resplandecían.

Toda mi vida te perteneció

Desde aquel día que apareciste

Con la bandera de la osadía

Haciéndome tuya…

¡De por vida!


Encarna Recio Blanco