A las doce de la noche las estrellas más brillaban.
La luna resplandecía. La nieve se detenía.
A las doce de la noche salté de la cama aprisa
Para correr al pesebre donde la Virgen paría.
La llevé leche caliente, el pan que hice aquel día,
Y mi mantita de rayas con la siempre dormía.
Después de tantos dolores…la Virgen me sonreía
Puso a su hijo en mis brazos yo temblando, lo envolvía…
En la mantita de rayas con la que siempre dormía,
En las noches que esperaba el milagro de la vida.
Después llegaron pastores que en sus zurrones traían
Los regalos para un niño que la Paz nos ofrecía.
Por la llanura llegaban tres Reyes a toda prisa pues la
Estrella que les guiaba Iba muy aprisa en su travesía.
A las doce de la noche aquel niño se despertó
En un Mundo donde escaseaba la Paz y el Amor.
Lejos del portal humilde la gente cantaba y bailaba
En grandes salones con ricas viandas.
Cerca del portal humilde llegaban descalzos
Aquellos que no tenían ni siquiera abrazos.
A las doce de esta noche…adoro al Niño
Con todas mis fuerzas
Anunciando que ha nacido el Redentor
De los Cielos y la Tierra.
Encarna Recio Blanco.