Dicen las malas lenguas que estoy más loca que una cabra,
Porque llevo la sonrisa puesta de la noche, a la mañana.
Porque cuando llueve voy sin paraguas,
Unas veces con zapatos, y otras, descalza.
Porque paseo a mis perros a su libre albedrío,
Y me tomo tres tazas de café, cuando escribo.
Porque me pongo collares del mercadillo,
Y llevo un canasto de ilusión colgada en mis bolsillos.
Porque nunca me paro en los corrillos,
Donde las mujerucas quitan las pieles, a sus vecinos.
Cuando las veo entrar en la iglesia a rezar el rosario,
Me doy un golpe de pecho y me hago daño.
Porque tengo por amigos a un grupo de gitanillos,
Y juntos nos merendamos unos cuantos bocadillos.
Porque doy sin esperar, nada a cambio vivo el presente.
Sin preocuparme lo que dicen los demás o hacen.
Que estoy más loca que una cabra dicen las malas lenguas
Cuando me ven pasar tan limpia con mi conciencia.
Porque odio la guerras y el hambre de muchos niños,
y me aterra la farsa y la mentira de los políticos.
Porque me alejo de un mundo que quiere absorberme,
y me quedo conmigo que es quien me entiende.
¿Será que envidian mi locura?
¿O la carga de amor que llevo a cuestas?
¡Aunque la voy repartiendo! ¡Y nadie se entera!
Encarna Recio Blanco