Aquella noche me
regálate
El Universo
Cuando nuestros labios unidos
Y ardiendo se
unieron.
Yacimos en el tálamo
de hierba
Dando rienda suelta a
la pasión
Al amor, al fuego, y al
deseo
Arropados por
estrellas y luceros.
Aquella noche la luna no quiso aparecer.
El campo estaba
taciturno y misterioso
Al ver gozar a dos
locos amantes heridos
Sin relojes de por
medio.
Nuestros cuerpos entonaban una melodía
Entre el sudor que regaba
la verde campiña
Salpicada de quejidos
fogosos que se perdían
Cuando la luz del
alba por el horizonte aparecía.
Aquella noche fuimos dos cuerpos en uno
Navegando por un mar
sin tempestades
Sin
guerras, ni misiles en nuestro Mundo
Donde la Paz y el Amor
florecían a pesar
De nuestros pesares.
Encarna Recio Blanco.

No hay comentarios:
Publicar un comentario