martes, 15 de octubre de 2024

Cuántas veces recuerdo a mi abuela...


Cuántas veces recuerdo a mi abuela con sus faldas humildes y negras.

 En su cabeza, un pañuelo raído, y en sus pies, unas alpargatas  trenzadas, de rafia negra.

En las noches del invierno, nos llamaba  cuando la tormenta asomaba, cuanto el viento aullaba, o cuando el estruendo de la lluvia, nos asustaba. Sentadas en la mesa de camilla, con el poco calor que da un brasero sin brasas, apiñadas a su lado mis hermanas y yo, nos contaba, aquellos cuentos y consejos que tanto nos gustaban.

Tenéis que ir al colegio sin rechistar, nos decía…“Que el saber, no ocupa lugar” Aquella frase siendo tan niña en mi mente, no la podía entender, ni razonar.

¡De mayor, bien que comprendí aquellos consejos abuelita querida! “El saber, es romper las cadenas de la esclavitud”  No sé donde lo leí, pero lo grabé con fuego en mi mente, para tu consejo seguir.

Por eso, el mayor acto de rebeldía que hice en mi vida, fue estudiar, leer a los grandes, imbuirme en todo aquello que reforzara mi intelecto, para enfrentarme a la vida siendo una mujer libre.

Aprendí muy deprisa en la escuela de la vida, en la Universidad me formé también.  Pero aquellos consejos de mi abuela me sirvieron, para no olvidarme que con el estudio, el esfuerzo y el tesón, casi todo, lo podía conseguir.

  

Encarna Recio Blanco.



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