Cada
noche, tengo la impresión de estar viviendo un sueño del cual, no quiero
despertar.
Cuando en la madrugada me adentro en nuestros
recuerdos, entre tus escondidos deseos, cuando veo tu sombra en el amanecer, cuando
veo tu cara en una foto que me sonríe, cuando me pierdo entre tus cálidas
palabras, cuando me dices te quiero en la distancia, cuando se duerme la noche,
cuando caminan nuestras almas por nuestro jardín secreto.
No tengo miedo al futuro, ni al pasado, no tengo miedo del tiempo que nos queda, ni de lo que ha de venir, me basta con el presente, sabiendo que te tengo, aunque sea en la distancia.
No me importa escribirte en las olas, no tengo miedo a luchar con las gaviotas, no me importa lamer el tibio lecho a solas, de beberme tus besos alados, en la sombra, ni de esperarte junto al brillo amatista de los astros, que a estas horas, parecen cansinos con tu demora.
Te dejo esta carta en el umbral del tiempo, en la magia de mis recuerdos y entre el fuego del deseo que me devora.
Aquí sigo mi amor, limando mis esperanzas en el dorso tenue de una decisión del cruel destino.
Pero
tengo que decirte en esta noche, que sigo con mi sueño impenitente, que
mantengo siempre abiertas las puertas de mi corazón, por si algún día, puedes
escaparte de tu prisión.
Encarna Recio Blanco Recio
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