Hay días que nacen muertos
Y segundos que son eternos.
Hay tálamos envueltos en el hielo
Y amaneceres ardiendo.
Hay noches estrelladas. Países con tormentas.
Hambre viva que mitigar y el pan escasea
Hay ecos sin voces melodías sin
partituras.
Tumbas vacías, y muertos en vida.
Hay ciegos que irradian luz. Hay mares negros.
Infiernos cercanos, y lejanos Cielos.
Hay recuerdos que arden y amores, en ruinas.
Hay castillos encantados, llenos de fantasmas.
Hay animales andantes que tienen alma.
Y humanos como fieras que matan por la espalda.
Hay corazones sin fuego, almas heladas.
Y sonrisas que lloran, cada mañana.
El dolor de la piedra gime en el cementerio.
Árboles que lloran desolados porque están ardiendo.
Hay niños sin padres. Hay padres asesinos.
Mujeres maltratadas por sus queridos.
Hay sed de justicia y los Jueces injustos.
Leyes a la medida de los poderosos.
¡Hay días que nacen muertos!
Encarna Recio Blanco.
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