El mar está embravecido
la llanura solitaria
en el monte del olvido
vaga callada mi alma.
Desterrada del infierno
del Cielo y del purgatorio
y de tu corazón infame
que sólo portaba odio.
Sufro dolores de parto
calores insoportables
temblores fríos que hacen
a mi alma desmayarse.
Tengo en mis manos cadenas
mil grilletes en los pies
y voy con mi corazón en pena
por si lo puedo vender.
Encarna
Recio Blanco
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