miércoles, 9 de abril de 2025

Ahí viene la Dolorosa...


Ahí viene la Dolorosa con su cara de amargura

Por las calles empedradas con sus negras vestiduras.

La primavera la envuelve con aromas de azahares

Y se posan en su cara como besos celestiales.

Todos salen a su encuentro para poder consolarla

En el  sufrimiento de su hijo que  van a Crucificar.

Las calles están repletas de corazones que lloran

Y los lirios y las velas relampaguean con la pena.

En los hogares hay miedo temor ante tantas guerras

Donde muchos seres humanos sufren las consecuencias.

De luces se viste el Cielo para iluminar su caminar

 Y Ella Bendice a su paso a los que muriendo están.

 A los que cuidan enfermos. A los que hacen el pan

A los que lloran de pena. Por los que se fueron ya.

A los ancianos que solos no tienen con quien hablar

Por los pobres desvalidos sin un refugio donde habitar.

Se oyen saetas por los balcones cuando la Virgen pasa

Y de sus ojos se escapan ríos de lágrimas.

Sigue la procesión solemne cuando la Luna se asoma

A saludar a la Virgen y besarla en su corona.

Ella nos bendice a todos cuando a su paso la vemos

Con su carita de nácar y sus ojos de lamentos.

Nos dice que tengamos  Fe en su hijo y que avivemos

Las esperanzas y que si cumplimos sus mandamientos

 ¡La Paz en la tierra estará asegurada!

 Desde mis ventanales la veo y le rezo con fervor

 ¡Quien pudiera consolarte Madre!

 ¡Y quitarte ese dolor!


 Encarna Recio Blanco



lunes, 7 de abril de 2025

Esta tarde de improviso...


Esta tarde de improviso

Llegó a mi lado la melancolía

Y al verme tan afligido me dijo:

¿Quieres mi compañía?

¡Si, le dije!

Siéntate a mi lado amiga mía

Que tengo miedo a la tormenta

Que los cielos están llorando

Y no puedo consolarlos.

Que quiero soñar despierta

Volar libre en la campiña

Con melodías que me alegren

Entre besos y caricias.

Ayúdame a escribir algo

Que hable de Paz…

Que mis musas se fugaron

Por este cielo que arde entre

El trueno y el relámpago.

Empezamos a deliberar

Mano a mano y muy juntitas

Lo que ella ceremoniosa me dictaba

Y lo que yo, a toda prisa escribía.

Juntas hicimos un alegato

A los mandatarios del Mundo

Para tocar sus corazones malsanos

Que rigen nuestros destinos

Con banderas de la guerra entre

Sus manos.

 La melancolía me miró de repente

Al ver que  mis ojos que estaban llorando

Y me abrazó tiernamente diciéndome:

¡Alégrate! Que hoy ellos…

¡Nos están escuchados!

 

Encarna Recio Blanco



domingo, 6 de abril de 2025

Al crucificado...


¡Cómo decirte Señor ante Tu Cruz!

El dolor que mi alma alberga

Al ver tus ojos tan tristes

Mirándome tan de cerca.

Cómo suplicarte que perdones

 Mis pecados y arrebatos

Si entre los muros del Mundo

 Me pierdo…

Si Tú, no estás a mi lado.

Hacia el Gólgota caminas

Con la Cruz entre Tus brazos

Entre saetas quejosas

Para ser martirizado.

¡Cómo decirte Señor!

Que mis pies están cansados

Cuando los tuyos inmaculados

Van sangrando.

Te seguiré Padre Mío

Hasta que despunte el alba

Y hasta que en mis ojos no quede

Ni una sola de mis lágrimas.

Me arrullaré en tu costado

Tus pupilas besaré

Y en Tus labios poderosos

Los ungiré con la miel.

 ¡Mi amado Jesús! ¿Qué te diría?

¡Déjame que te acompañe!

Para arrancar de esa corona

Las espinas de Tu frente.

Quiero darte la sangre  de mis venas

Y beberme ese vinagre y esa hiel

 Para que juntos nos vayamos

A la morada de Nuestro Padre.

¡Oh, Jesús de Nazareno!

¡Qué dolor siento al mirarte!

Nos donaste  el amor en  Belén

Y hoy nos entregas Tu vida.

 ¡Escúchame Nazareno!

 Hoy me siento arrepentida.

Te ruego que me perdones

Con la dulce entrega…

De mi corazón, y de mi vida.

 

Encarna Recio Blanco.


 

sábado, 5 de abril de 2025

“La noticia es escueta”

 

 “La noticia es escueta”

¡Hallan  el cadáver de una mujer sentada en una silla de ruedas a las puertas de un hospital!

Al leer esta noticia,  mi corazón empezó a dar saltos en mi pecho y quería escapar, y mis ojos se negaban a seguir leyendo tal atrocidad.

¿Cómo es posible que esa persona que la condujo hasta allí, llevándola sentada en su silla de ruedas? fuera capaz de dejarla abandonada estando   gravemente enferma, o ya fallecida, a las puertas de ese centro hospitalario.

Si esa pobre mujer era consciente de lo que la pasaba, seguramente no murió de la enfermedad que le aquejaba, murió de pena, al sentirse completamente sola y abandonada.

¿Es que nadie pasó por su lado? ¿Es que nadie vio en el estado que ese ser humano se encontraba? Cada uno a sus asuntos con prisas pasaría seguramente  por su lado, sin percatarse ni ver, aquella triste estampa,

La sociedad en la que vivimos está cada día más desnaturalizada, la caridad, la solidaridad, y el amor al prójimo, son dones que poca gente conoce, y que si los conocen, no quieren implicarse cuando ven, que alguien urgentemente les necesita.

Encarna Recio Blanco