sábado, 3 de mayo de 2025

Madre…

 Madre…

 Cuantas veces mi pluma sencilla se calla con miedo,

Se queda sin tinta y el papel se rompe.

 Nunca pude madre estando consciente hacerte un poema

Como te mereces.

Fui la oveja negra en redil caliente.

Fui la incomprendida, la que quizás no merece

Llevar tu apellido Blanco cual la nieve.

 Fue tu primer beso, promesa, fue tu constancia mi guía,

Fueron aquellos cachetes luz, para mis negros días.

 Fuiste poniendo pontones a mis desvaríos de niña

Para que fuera muy limpia, no sólo para ir a la escuela

Si no, para ir por la vida.

 Un buen día de tu nido voló tu paloma herida

Y se puso sola  remontando sendas valles y colinas.

Lejos de ti comprendió porque tantas regañas

¡El “Ten cuidado! ¡No corras! ¡Y heme aquí con mil heridas!

Ahora me paro y medito, ahora que ya no soy niña,

Y me duele el corazón y me duele el alma mía,

Por no saber si llegué, a lo que soñaste un día.

 Recordé tanto mi escuela, a mi maestra,

Y aquella farmacia fría donde yo, aun tan pequeña,

Ya escribía mis poesías.

 Poesías que siempre hablaban de lo que desconocía,

De lo que me imaginaba, de lo que después vendría.

 ¡Al amor pobre de mí! A la vida y era tan niña,

Y esas cosa que hoy conozco antes, que distinta las creía.

 Hoy con los años se tornan en realidades tan frías

Que te hielan las entrañas que te aterida tus días.

 Por eso añoro las cosas madre de cuando era una niña.

 Sé que el mundo me enseñó cosas que tus no sabías

Y que si las conocías…siempre tú las silenciaste

Para no tarar mis días.

 Pero como es imposible ir de buenas por la vida,

Porque los golpes te hacen abrir los ojos aprisa.

 Se endurecieron mis huesos, trabajé como tú hacías

Y esquivé las zarzas negras que a mi paso florecían.

 Y aquí me tienes, ya hecha casi una mujer prendida

De este mundo más bien malo, con mi alma más bien limpia.

 Otra vez madre lo intento, pero ya ves, no es poesía,

Fueron suspiros al viento que recoge esta cuartilla.

 Otra vez madre será, cuando mis musas dormidas

Despierten, prometo hacerte Madre…

La mejor de mis poesías.

 

Encarna Recio Blanco.



miércoles, 30 de abril de 2025

Tu cuerpo era la llama...


 Tu cuerpo era la llama

Que al mío encendía

Cuando juntos saboreábamos

El amor y sus delicias.

 Fragancias de nardos

De nuestro talamos fluían

Cuando la noche en abrazos

A los dos nos envolvía.

El néctar en nuestras bocas

Los cuerpos jadeantes

Se mecían sin medida

En el clímax de la brisa.

Y alcanzamos la cima

Nos aislamos del mundo

Donde el amor escasea

Para seguir amándonos…

¡De noche y de día!

 

Encarna Recio Blanco



martes, 29 de abril de 2025

Yo quiero estar en las nubes...


Yo quiero estar en las nubes

Muy cerquita de ese cielo

Desde donde Dios nos ves

Lo malo y bueno que hacemos.

Yo quiero estar en las nubes

Para que sean mi lecho

Entre espumas de algodones

Seguiré escribiendo versos.

Para sentir que soy libre

Lejos de penas y sufrimientos

De aquellos que cada día mueren

Con su inocencia de por medio.

 Yo quiero estar en las nubes

Es donde mejor me encuentro

Para no ver que  sucumben

Muchas almas entre hierros.

En mi cabeza resuenan los truenos

 De metrallas y de bombas

Y veo la triste estampa de niños

Sobre metrallas cayendo.

 Las nubes son ya mi lecho

Lejos de los fríos puentes

Donde perecen los indigentes

Sin pan, sin cobijo ni aliento.

 Dejadme en lechos de espumas

Con ángeles por compañeros

Para ver a Dios de cerca y pedirle

La Paz para el mundo entero.

 

Encarna Recio Blanco


domingo, 27 de abril de 2025

Ya nunca más te pediré...

 



 Ya nunca más te pediré

Una limosna cual mendiga

Ni voy a llorar de pie, ni de  rodillas

Cual penitente ante ti  desfallecida

Rogando tus caricias.

Siempre esperando tu vuelta

Meses, años, noches y de días

Cuando mis primeras primaveras

Floreciendo…resplandecían.

Toda mi vida te perteneció

Desde aquel día que apareciste

Con la bandera de la osadía

Haciéndome tuya…

¡De por vida!


Encarna Recio Blanco



viernes, 25 de abril de 2025

Preguntas y más preguntas...


 

Preguntas y más preguntas se desatan en mi mente, como si el mundo quisiera,  que siguiera la corriente.

Que estoy perdiendo mi vida y puede no enterarme, si soy feliz no les importa pero se bien lo que quieren.

Y llorar es la salida ante la injusta manera, de no decidir mi vida, ni los días que me quedan.

Un adiós es más eterno que la eternidad entera; quieren que lo pronuncie, pues esperen que les queda, tendrán que tirar los muros y sacarme tal vez, muerta quien  pueda tirar mi puerta.

Ni titanes que bajaran del cielo que nos espera, ni leones que rugieran, ni trescientas de sus tretas.

Y querrán verme de blanco, en la puerta de una iglesia, que me case con un hombre que guarde muchas monedas.

Que tenga hijos temprano, y aprenda como una esposa, a esperar a mi marido en una butaca rosa.

Yo no firmaré papeles, que registren que lo quiero, ni mandaré las postales para invitarles al duelo. Ni me verán con los hijos de un señor que yo no quiero, ni los nietos de mis nietos, conocerán ese encuentro.

El papel que ya he firmado, es de compromiso eterno, ni se quema ni se rompe, ni con plumas, ni con sellos.

Yo descubrí que el amor, no necesita de ruegos, no precisa de monedas, ni de anillos en los dedos.

Quiera Dios casarme ahora en grandísimo secreto, y prometo serle fiel, por el resto de los tiempos.

 

Encarna Recio Blanco


jueves, 24 de abril de 2025

Una mirada que arde...



 Una mirada que arde

Un silencio que grita

Una lagrima sin agua

Y unas idas sin venidas.

Una tierra sin arados

Un gitano y su cantar

Un amante sin mujer

Y un pájaro que es un truhán.

Un jinete sin caballo

Un prado sin amapolas

Un bribón sin la corona

Y los que rigen en la sombra.

Un pueblo que se revela

Una venda tapaboca

Un silencio sepulcral

Y directos a la derrota.

Una oración que se pierde

Una Virgen Dolorosa

Una Cruz desde lo alto

Y espinas en su corona.

Un Mundo que se desploma

Un país en bancarrota

Cien mandatarios que roban

Y los jueces a la sombra.

Manadas de lobos observando

Los borregos asustados

Al aprisco les meten

Y  les encierran.

Un infinito deseo de concordia

Un hambre de solidaridad

Un Dios que desde los Cielos

Nos invita a despertar.

 

Encarna Recio Blanco.