miércoles, 30 de abril de 2025

Tu cuerpo era la llama...


 Tu cuerpo era la llama

Que al mío encendía

Cuando juntos saboreábamos

El amor y sus delicias.

 Fragancias de nardos

De nuestro talamos fluían

Cuando la noche en abrazos

A los dos nos envolvía.

El néctar en nuestras bocas

Los cuerpos jadeantes

Se mecían sin medida

En el clímax de la brisa.

Y alcanzamos la cima

Nos aislamos del mundo

Donde el amor escasea

Para seguir amándonos…

¡De noche y de día!

 

Encarna Recio Blanco



martes, 29 de abril de 2025

Yo quiero estar en las nubes...


Yo quiero estar en las nubes

Muy cerquita de ese cielo

Desde donde Dios nos ves

Lo malo y bueno que hacemos.

Yo quiero estar en las nubes

Para que sean mi lecho

Entre espumas de algodones

Seguiré escribiendo versos.

Para sentir que soy libre

Lejos de penas y sufrimientos

De aquellos que cada día mueren

Con su inocencia de por medio.

 Yo quiero estar en las nubes

Es donde mejor me encuentro

Para no ver que  sucumben

Muchas almas entre hierros.

En mi cabeza resuenan los truenos

 De metrallas y de bombas

Y veo la triste estampa de niños

Sobre metrallas cayendo.

 Las nubes son ya mi lecho

Lejos de los fríos puentes

Donde perecen los indigentes

Sin pan, sin cobijo ni aliento.

 Dejadme en lechos de espumas

Con ángeles por compañeros

Para ver a Dios de cerca y pedirle

La Paz para el mundo entero.

 

Encarna Recio Blanco


domingo, 27 de abril de 2025

Ya nunca más te pediré...

 



 Ya nunca más te pediré

Una limosna cual mendiga

Ni voy a llorar de pie, ni de  rodillas

Cual penitente ante ti  desfallecida

Rogando tus caricias.

Siempre esperando tu vuelta

Meses, años, noches y de días

Cuando mis primeras primaveras

Floreciendo…resplandecían.

Toda mi vida te perteneció

Desde aquel día que apareciste

Con la bandera de la osadía

Haciéndome tuya…

¡De por vida!


Encarna Recio Blanco



viernes, 25 de abril de 2025

Preguntas y más preguntas...


 

Preguntas y más preguntas se desatan en mi mente, como si el mundo quisiera,  que siguiera la corriente.

Que estoy perdiendo mi vida y puede no enterarme, si soy feliz no les importa pero se bien lo que quieren.

Y llorar es la salida ante la injusta manera, de no decidir mi vida, ni los días que me quedan.

Un adiós es más eterno que la eternidad entera; quieren que lo pronuncie, pues esperen que les queda, tendrán que tirar los muros y sacarme tal vez, muerta quien  pueda tirar mi puerta.

Ni titanes que bajaran del cielo que nos espera, ni leones que rugieran, ni trescientas de sus tretas.

Y querrán verme de blanco, en la puerta de una iglesia, que me case con un hombre que guarde muchas monedas.

Que tenga hijos temprano, y aprenda como una esposa, a esperar a mi marido en una butaca rosa.

Yo no firmaré papeles, que registren que lo quiero, ni mandaré las postales para invitarles al duelo. Ni me verán con los hijos de un señor que yo no quiero, ni los nietos de mis nietos, conocerán ese encuentro.

El papel que ya he firmado, es de compromiso eterno, ni se quema ni se rompe, ni con plumas, ni con sellos.

Yo descubrí que el amor, no necesita de ruegos, no precisa de monedas, ni de anillos en los dedos.

Quiera Dios casarme ahora en grandísimo secreto, y prometo serle fiel, por el resto de los tiempos.

 

Encarna Recio Blanco


jueves, 24 de abril de 2025

Una mirada que arde...



 Una mirada que arde

Un silencio que grita

Una lagrima sin agua

Y unas idas sin venidas.

Una tierra sin arados

Un gitano y su cantar

Un amante sin mujer

Y un pájaro que es un truhán.

Un jinete sin caballo

Un prado sin amapolas

Un bribón sin la corona

Y los que rigen en la sombra.

Un pueblo que se revela

Una venda tapaboca

Un silencio sepulcral

Y directos a la derrota.

Una oración que se pierde

Una Virgen Dolorosa

Una Cruz desde lo alto

Y espinas en su corona.

Un Mundo que se desploma

Un país en bancarrota

Cien mandatarios que roban

Y los jueces a la sombra.

Manadas de lobos observando

Los borregos asustados

Al aprisco les meten

Y  les encierran.

Un infinito deseo de concordia

Un hambre de solidaridad

Un Dios que desde los Cielos

Nos invita a despertar.

 

Encarna Recio Blanco.



miércoles, 9 de abril de 2025

Ahí viene la Dolorosa...


Ahí viene la Dolorosa con su cara de amargura

Por las calles empedradas con sus negras vestiduras.

La primavera la envuelve con aromas de azahares

Y se posan en su cara como besos celestiales.

Todos salen a su encuentro para poder consolarla

En el  sufrimiento de su hijo que  van a Crucificar.

Las calles están repletas de corazones que lloran

Y los lirios y las velas relampaguean con la pena.

En los hogares hay miedo temor ante tantas guerras

Donde muchos seres humanos sufren las consecuencias.

De luces se viste el Cielo para iluminar su caminar

 Y Ella Bendice a su paso a los que muriendo están.

 A los que cuidan enfermos. A los que hacen el pan

A los que lloran de pena. Por los que se fueron ya.

A los ancianos que solos no tienen con quien hablar

Por los pobres desvalidos sin un refugio donde habitar.

Se oyen saetas por los balcones cuando la Virgen pasa

Y de sus ojos se escapan ríos de lágrimas.

Sigue la procesión solemne cuando la Luna se asoma

A saludar a la Virgen y besarla en su corona.

Ella nos bendice a todos cuando a su paso la vemos

Con su carita de nácar y sus ojos de lamentos.

Nos dice que tengamos  Fe en su hijo y que avivemos

Las esperanzas y que si cumplimos sus mandamientos

 ¡La Paz en la tierra estará asegurada!

 Desde mis ventanales la veo y le rezo con fervor

 ¡Quien pudiera consolarte Madre!

 ¡Y quitarte ese dolor!


 Encarna Recio Blanco