viernes, 1 de junio de 2018

En aquel desierto de suspiros...


 En aquel desierto de suspiros, apareció la tormenta,

Inundando de arena su boca  que silenciaba sus penas.

 Se llenó el Cielo de lágrimas, la tarde, se tornó en algarabías,

Y los rayos junto a ella serpenteando sin piedad, caían.

 Miraba embelesada con temor, la danza de las palmeras

Entre el viento huracanado y el rugir de la tormenta.

 Masticando el perfume de la tierra mojada,

Su cuerpo se desplomaba, como una alondra sin alas.

 Sus ojos entornados y su boca musitaba  una plegaria,

Para acallar a sus adentros en tan dura batalla.

 En un preciso instante  apareció una paloma blanca.

Con un mensaje en su pico que decía;

No suspires ni llores por alguien…

¡Que no te ama!


Encarna Recio Blanco.




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