domingo, 31 de mayo de 2015

Del lecho hicimos nuestro altar. De mi libro."Atardeceres de Fuego"



Del lecho hicimos nuestro altar

Y en la sublime ceremonia

Bebimos hasta  emborracharnos

Con el néctar más puro

De las rosas.

Los mares se desbordaron

Por nuestra piel

Que ardiente y sudorosa

Se mecían como el viento

 Sacude  las hojas.

El hambre la saciamos

Con el pan que la pasión dora

En el horno incandescente

 De la lujuria más sonora.

 En el horizonte de los quejidos

Nuestras  pieles se  sonrojan…

 Resbalándonos tras las sabanas

Caímos a la mullida alfombra.

 ¡Allí nos esperaban las dos copas!

 De tanto trepar por la empinada cuesta

Nuestros cuerpos se abandonan

Hacia el precipicio de la noche

Que nos abre de par en par…

 Las puertas de la aurora.

 Los fuegos se calmaron

Con  el laúd y la estrofa  en nuestras bocas

Y un trozo del Cielo apareció…

Para asistir a nuestra sublime ceremonia.

 

Encarna Recio Blanco.





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